5.12.11

[20] Artesanía / Apropiación / Escritura / Fanzines




Tendencias de una nueva artesanía literaria: la apropiación revisada desde la escritura de fanzines

Texto originalmente publicado en SalonKritik 

Parte (1)

Como ha podido comprobarse en los últimos años, es frecuente que tanto críticos como creadores anoten la emergencia de una nueva cultura del uso (pero de un uso parcialmente artesanal, en un sentido estricto del término), en ocasiones asimilada a los discursos derivados de la lógica DIY, la noción de autogestión. Teniendo en cuenta la reciente aparición de autoediciones, libros de artista, obras numeradas, publicaciones sin tirada offset y fanzines de distinta naturaleza, parece estar confirmándose una pulsión alternativa (no regresiva ni antitética) a la impuesta por las instancias de mercado y de publicación actuales. Un revival de los modelos de manufactura y artesanía editorial previos, que sin embargo no implica una creación al margen de la tecnología y los medios actuales de difusión y distribución de contenidos. Antes al contrario, parece consistir en el aprovechamiento del carácter híbrido propio de esta época (pensando en el diseño, pero también en la posibilidad de creaciones poliestéticas, en la convergencia de distintas textualidades). Lo cual, a su vez, habría generado una oferta y una demanda de este tipo de productos, por lo general en constante definición e implementación.  

Así ha ocurrido con la recuperación de la idea de oficio, pero también de ciertas formas y formatos tradicionales adaptados a los requisitos que conlleva la creación en estos momentos. Puede pensarse en las ediciones numeradas o generadas bajo demanda, o en la emergencia de publicaciones zine de carácter literario y creativo; e incluso en la utilización de este género en contextos tradicionalmente ajenos al mismo. Así quedó demostrado con el catálogo ECONÓMICOS de la exposición realizada en el MNCARS, en 2011, de Efrén Álvarez, que fue presentado como un fanzine, porque así lo exigía el propio proyecto (y discurso) del autor. Un formato hoy revalorizado, que además funciona como laboratorio o antesala de aquello que convulsa la escena literaria en un determinado momento (tanto es así, que por el hecho de autogestionarse y contar con menos constricciones editoriales y de periodicidad, pueden aparecer en tiempos más breves, agilizando de esa manera los contenidos, pero también la actualidad de los mismos). 

En este sentido, puede hablarse de un regreso al viejo estilo (tal y como ocurriría con el pulso retro de algunas vertientes relacionadas con la moda o el diseño de interiores), si bien estas prácticas no siempre conllevan una minusvalía estética, es decir, una descarga esteticista. ¿Puede hablarse de nostalgia? Tal vez, pero no de falta de medios o herramientas técnicas y tecnológicas, puesto que este tipo de soluciones constituye una posibilidad más para la construcción de un discurso en estos momentos. No obstante, ésa sería la razón por la que a menudo estas obras van unidas a un carácter próximo al fetiche o al estatus de culto, cuando dependería sobre todo de la coherencia que se alcance su solución discursiva.


Lo que se quiere decir con esto es que la recuperación de un proceso artesanal ya no implica, o al menos no por necesidad, situarse al margen de los avances técnicos y tecnológicos (como tampoco de las exigencias del mercado); sino asumir esos factores como contexto natural de creación y, por tanto, como posibilidad favorable para la misma. Teniendo esto en cuenta, resulta pertinente considerar la dimensión pragmática ligada a estas prácticas, que a pesar de ser permeables a las tendencias creativas de la actualidad, no siempre asumen los condicionamientos de su industria, que en lugar de facilitar el proceso de publicación, lo extienden hasta la (posible) obsolescencia de la propuesta. En este sentido, cabe hablar de un circuito más flexible de producción, edición, distribución y promoción de una obra, que centraliza en un sujeto (o varios, pero siempre escasos) el programa de trabajo. Si esto es posible, es por la voluntad personal de creación, pero también por el hecho de que cada vez son más las herramientas de edición y maquetación disponibles en la red de forma gratuita. Son plataformas on line de autoedición, aplicaciones de implementación textual o herramientas para la incorporación de nuevas y diferentes textualidades; que además de facilitar el procedimiento de trabajo, se acomodan a una forma distinta de temperamento creativo o, si se prefiere, a condiciones estéticas basadas en ese tipo de estrategias.

Puede pensarse, entonces, que lo que se plantea a la luz de estas circunstancias no es la resolución de una dificultad (por ejemplo, de acceso al mercado editorial), sino una actitud creativa que, por basarse principalmente en la autogestión, permite hablar de singularidad, pero sobre todo de independencia estética. Uno de los casos más recientes es el de la obra THIS IS YOUR HOME NOW (Autoedición, 2011) de Mercedes Díaz Villarías, generada al margen de la cadena habitual de edición, publicación y distribución de un texto. Pero también Un hombre cae de un edificio (Autoedición, 2011) de Raúl Quirós, donde además la tecnología aparece incorporada estructuralmente en la obra, y no únicamente para su elaboración y gestión editorial. Es decir, más manufactura, pero a través de una lectura ampliada (o extendida) del término.  

Lo que cabe imaginar, por otro lado, es que la combinación de estos factores puede llevar, en ocasiones, a la revisión de la normativa actual sobre la gestión de los derechos de propiedad intelectual; sobre todo en proyectos en los que los procesos de manufactura y sampleado son los propios contenidos. Pues es al profundizar en la lógica de estos mecanismos, cuando surgen cuestiones como la necesidad de desarrollar y gestionar licencias más flexibles (o bien de actualizar las ya existentes); de forma que resulten menos constrictoras y, por tanto, más adecuadas a los mecanismos de producción y consumo del discurso cultural propio de estos momentos. Dicho de otra forma, se trata de convertir la propiedad intelectual en un código más permeable a su propio tiempo y, por tanto, más próximo a las necesidades de obras que se basan en la apropiación de contenidos, la cita, el remake o la postproducción de materiales ya existentes.  

Si esto es algo habitual, aceptado y celebrado en otros ámbitos de creación (a pesar de que aún haya notables excepciones) no se entiende que la ley de la propiedad intelectual siga sin manifestar apoyo alguno hacia la posibilidad de una gestión abierta del legado cultural. Se intuye, por tanto, que no se trata solamente de una cuestión de derechos, sino del negocio derivado de ello, puesto que hablar de una modificación de la ley de propiedad intelectual no conlleva (o no por defecto) la supresión de esos derechos. A este respecto, conviene mencionar que lo interesante de esta situación es que la demanda de cambio no se debe a una ocurrencia puntual, sino a la expresión de una necesidad puesta de manifiesto de forma conjunta por autores, espacios de creación, modelos de trabajo, y medios; ya que con el tiempo habrían ido surgiendo muestras favorables de modelos de creación, gestión y negocio basados en estas otras coordenadas (e incluso en relación a la financiación de proyectos –crowdfunding– de forma participativa y abierta).


Como apuntaba Juan Varela en un artículo titulado “La propiedad ya no importa” (Público, 2010), en la actualidad hacen faltan nuevos modelos de mercado, puesto que “hay negocio. Pero no el de siempre”; quizá porque lo que ha cambiado en estos años es la relación que se tiene con los objetos de consumo y, por tanto, con la propia gestión del legado cultural, al que ya no se accede (ni se asimila) del mismo modo. En este sentido, y porque la práctica suele gozar de mayor agilidad que la teoría, una parte significativa de la creación literaria de estos momentos vendría a legitimar no sólo estas coordenadas, sino el hecho de que se hayan convertido en matriz de una actitud estética, cuya relevancia no se debe tanto a los procedimientos de creación utilizados (que no constituyen una novedad per se), como a la constatación, a través de ello, de una nueva génesis creativa.

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