27.10.10

[16] B

Bajo mi parecer, es con esta obra, B (El desvelo, 2009) con la que Alberto Santamaría da un salto en su trayectoria como escritor, incorporando algunas cuestiones meta- literarias/ teóricas/ compositivas que dejan en suspenso el lugar de este texto respecto a su producción anterior. Podemos revisar obras poéticas y de ensayo anteriores, pero ninguna (por lo menos hasta la fecha) se había acercado tanto a la narrativa. En este sentido, en B Santamaría se decanta por una escritura en prosa a la que también le induce en ocasiones un velo poético que mantiene su discurso entre una forma y otra, si finalmente esto es diferenciable.

Por otro lado, puede decirse que lo que opera en esta obra es un mecanismo de representación visual convertido aquí en recurso literario; pero visual en un sentido mecánico, tecnológico, como correlato de los mecanismos de la memoria a la hora de rememorar hechos pasados. Por este motivo, la obra se va articulando en torno a escenas que son en sí mismas la negación de una historia en su sentido tradicional. No se trata de caos, pero tampoco de orden, sino de una exposición fotográfica de los hechos, en los que la voz narrativa se demora de manera variable. Es la representación del espacio mental (literario), como indica el hecho de que no haya tanta descripción como sucesión intermitente de acontecimientos (escritura en listas), en cuanto relato de aquello singular de la experiencia que aquí viene a ser rememorado. Como parece, se trata de un discurso erosionado que se va configurando en formas discontinuas de escritura: "ahora la ves, ahora no la ves"; porque así son los tiempos de la vida: discontinuos y también muertos, cargados de sustituciones.

Que este modo de representación sea pertendidamente visual, es decir, que recree esa experiencia de visionado de unos hechos, puede deberse a que es a través de la cámara como se inmortalizan hoy las vivencias, distorsionando finalmente el resultado en relación al objeto capturado. Porque es la cámara lo que "confiere a ese instante una especie de choque póstumo", dice Jean-François Chevrier, en un desplazamiento que también tiene mucho que ver con la forma de actuar de la memoria, que es siempre selectiva y motor de transformación, reteniendo los instantes.

Algo similar a esto parece intentar el sujeto que aquí encontramos, cuya identidad es oblicua, en constante mutación, mientras va filtrando la información (su pasado)en una sucesión caprichosa de escenas. Se detecta una imprecisión cosntante en el texto, que guarda especial relación con el título y esa mención de Warhol en cuanto a lo que B es y significa. Porque B puede ser cualquier cosa y cualquiera.

Me despierto y llamo a B.
B es cualquiera que me ayude a matar el tiempo.
B es cualquiera y yo no soy nadie. B y yo.
Necesito a B porque no puedo estar solo.


Ahora bien, si esto es así, es quizá por esa atracción que generan los objetos ambiguos e inestables, en constante definición y cambio, como podría ser el hecho de escritura mismo. Ya conocemos esa tendencia a explorar la escritura desde los márgenes y extrarradios, la conciencia de los intersticios: esa idea de vacío-pleno cargado de valor semántico. Por eso no es casualidad que Santamaría haya optado por esa referencia de Warhol y que sus personajes, como parece, aparezcan en un estado de disolución, es decir, bajo condiciones de devastación personal (de miseria), por otro lado tan estrechamente unidos a la muerte (ahí la bala o ese tarro con el feto...). Por supuesto, esto no tiene nada que ver con el tic teórico de la máscara (de hecho así se apunta en el texto), sino con la dificultad de definir, de contener, la identidad como algo estable. Se trata de dispersión, de falta de concreción. Así ocurre en los demás ámbitos de la vida y es así como se gestiona y se administran las experiencias actualmente: sin orden, sin historia.


¿Era esto lo que querías oir?
Podemos ir si quieres a cuando era joven y periodista y casi era feliz. Podemos incluso ir más atrás: antes de conocer a Isadora R., cuando era
otra persona.
Podemos regresar al desguace.
Más atrás.
Más.
Un contrapicado.
Podemos incluso sentir el olor de los coches abandonados. El olor de la humedad sobre las llantas agujereadas...
Sí. Vayamos más atrás.
Más.
Rebobina.
No. No sé dónde está mi hermano.


Porque así son los espacios de hibridación que generan los modos de percepción asimilados a las nuevas tecnologías y los dispositivos audiovisuales; las formas de narración (casi) aleatorias, de lo que aquí tendríamos su reverso: un sujeto delante de una cámara reproduciendo estructuras mentales que recrean "el modo en el que el cerebro procesa la información [...], las formas de atención, el impacto de la fragmentariedad informativa, la capacidad de respuesta de nuestro lenguaje" (Vicente Luis Mora). Y esto como producto de época.


Podría decirse que la pulsión de esta obra es profundizar y tratar de dar respuesta a la especulación actual sobre las direcciones que ha de tomar la narración en la época contemporánea. Es decir, teoría de la narración convertida en experimento literario; porque para recrear una fórmula hace fata someterla a revisión, ponerla entre paréntesis.

"Mal utilizando tal vez unas palabras de Hal Foster [...] diremos que el poema hoy [...] desconecta el sentido presente del lenguaje, es decir, el sentido asfixiante y unívoco de la palabra como mercadería lingüística, para reconectarlo con el devenir de los sucesos del mundo, haciendo de la mente del poeta y del mundo un continuum legiblemente violento, una fina película fotográfica, abierta, descompuesta, donde todo, hasta lo que parece más insustancial, puede tener cabida." (Santamaría, 2008)

Una extrañeza a la que Santamaría responde en este proyecto casi con exactitud, pese a referirse en este texto a la práctica poética. "La escritura en proceso, sin un plan determinante". Como si fuera la solución discursiva de ese último capítulo que cerraba El poema envenenado (Pre-Textos, 2008), pero activando su desvío narrativo.



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Chevrier, Jean-Fracçois (2008) "La trama y el azar", Una tirada de dados: sobre el azar en el arte contemporáneo. Madrid: Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid (Págs. 54-86)

Mora, Vicente Luis (2010)"Vindicación de la Pantpágina",
DVD. Firma invitada:http://www.dvdediciones.com/firmas_vlmora.html

Santamaría, Alberto (2009)
B. Santander: El desvelo

Santamaría, Alberto (2008)
El poema envenenado. Valencia: Pre-Textos

1 comentario:

( ( ( O ) ) ) dijo...

;) dónde te metes?
actualiza...