Tendencias de una nueva artesanía literaria: la apropiación revisada desde la escritura de fanzines
Texto originalmente publicado en SalonKritik
Parte (1)
Como ha podido comprobarse en los últimos años, es frecuente que tanto
críticos como creadores anoten la emergencia de una nueva cultura del uso
(pero de un uso parcialmente artesanal, en un sentido estricto del
término), en ocasiones asimilada a los discursos derivados de la lógica
DIY, la noción de autogestión. Teniendo en cuenta la reciente aparición
de autoediciones, libros de artista, obras numeradas, publicaciones sin
tirada offset y fanzines de distinta naturaleza, parece estar
confirmándose una pulsión alternativa (no regresiva ni antitética) a la
impuesta por las instancias de mercado y de publicación actuales. Un revival
de los modelos de manufactura y artesanía editorial previos, que sin
embargo no implica una creación al margen de la tecnología y los medios
actuales de difusión y distribución de contenidos. Antes al contrario,
parece consistir en el aprovechamiento del carácter híbrido propio de
esta época (pensando en el diseño, pero también en la posibilidad de
creaciones poliestéticas, en la convergencia de distintas
textualidades). Lo cual, a su vez, habría generado una oferta y una
demanda de este tipo de productos, por lo general en constante
definición e implementación.
Así ha ocurrido con la recuperación de la idea de oficio, pero también
de ciertas formas y formatos tradicionales adaptados a los requisitos
que conlleva la creación en estos momentos. Puede pensarse en las
ediciones numeradas o generadas bajo demanda, o en la emergencia de
publicaciones zine de carácter literario y creativo; e incluso
en la utilización de este género en contextos tradicionalmente ajenos al
mismo. Así quedó demostrado con el catálogo ECONÓMICOS de la
exposición realizada en el MNCARS, en 2011, de Efrén Álvarez, que fue
presentado como un fanzine, porque así lo exigía el propio proyecto (y
discurso) del autor. Un formato hoy revalorizado, que además funciona
como laboratorio o antesala de aquello que convulsa la escena literaria
en un determinado momento (tanto es así, que por el hecho de
autogestionarse y contar con menos constricciones editoriales y de
periodicidad, pueden aparecer en tiempos más breves, agilizando de esa
manera los contenidos, pero también la actualidad de los mismos).
En este sentido, puede hablarse de un regreso al viejo estilo (tal y
como ocurriría con el pulso retro de algunas vertientes relacionadas con
la moda o el diseño de interiores), si bien estas prácticas no siempre
conllevan una minusvalía estética, es decir, una descarga esteticista.
¿Puede hablarse de nostalgia? Tal vez, pero no de falta de medios o
herramientas técnicas y tecnológicas, puesto que este tipo de soluciones
constituye una posibilidad más para la construcción de un discurso en
estos momentos. No obstante, ésa sería la razón por la que a menudo
estas obras van unidas a un carácter próximo al fetiche o al estatus de
culto, cuando dependería sobre todo de la coherencia que se alcance su
solución discursiva.
Lo que se quiere decir con esto es que la recuperación de un proceso
artesanal ya no implica, o al menos no por necesidad, situarse al margen
de los avances técnicos y tecnológicos (como tampoco de las exigencias
del mercado); sino asumir esos factores como contexto natural de
creación y, por tanto, como posibilidad favorable para la misma.
Teniendo esto en cuenta, resulta pertinente considerar la dimensión
pragmática ligada a estas prácticas, que a pesar de ser permeables a las
tendencias creativas de la actualidad, no siempre asumen los
condicionamientos de su industria, que en lugar de facilitar el proceso
de publicación, lo extienden hasta la (posible) obsolescencia de la
propuesta. En este sentido, cabe hablar de un circuito más flexible de
producción, edición, distribución y promoción de una obra, que
centraliza en un sujeto (o varios, pero siempre escasos) el programa de
trabajo. Si esto es posible, es por la voluntad personal de creación,
pero también por el hecho de que cada vez son más las herramientas de
edición y maquetación disponibles en la red de forma gratuita. Son
plataformas on line de autoedición, aplicaciones de
implementación textual o herramientas para la incorporación de nuevas y
diferentes textualidades; que además de facilitar el procedimiento de
trabajo, se acomodan a una forma distinta de temperamento creativo o, si
se prefiere, a condiciones estéticas basadas en ese tipo de
estrategias.
Puede pensarse, entonces, que lo que se plantea a la luz de estas
circunstancias no es la resolución de una dificultad (por ejemplo, de
acceso al mercado editorial), sino una actitud creativa que, por basarse
principalmente en la autogestión, permite hablar de singularidad, pero
sobre todo de independencia estética. Uno de los casos más recientes es
el de la obra THIS IS YOUR HOME NOW (Autoedición, 2011) de
Mercedes Díaz Villarías, generada al margen de la cadena habitual de
edición, publicación y distribución de un texto. Pero también Un hombre cae de un edificio
(Autoedición, 2011) de Raúl Quirós, donde además la tecnología aparece
incorporada estructuralmente en la obra, y no únicamente para su
elaboración y gestión editorial. Es decir, más manufactura, pero a
través de una lectura ampliada (o extendida) del término.
Lo que cabe imaginar, por otro lado, es que la combinación de estos
factores puede llevar, en ocasiones, a la revisión de la normativa
actual sobre la gestión de los derechos de propiedad intelectual; sobre
todo en proyectos en los que los procesos de manufactura y sampleado son
los propios contenidos. Pues es al profundizar en la lógica de estos
mecanismos, cuando surgen cuestiones como la necesidad de desarrollar y
gestionar licencias más flexibles (o bien de actualizar las ya
existentes); de forma que resulten menos constrictoras y, por tanto, más
adecuadas a los mecanismos de producción y consumo del discurso
cultural propio de estos momentos. Dicho de otra forma, se trata de
convertir la propiedad intelectual en un código más permeable a su
propio tiempo y, por tanto, más próximo a las necesidades de obras que
se basan en la apropiación de contenidos, la cita, el remake o la
postproducción de materiales ya existentes.
Si esto es algo habitual, aceptado y celebrado en otros ámbitos de
creación (a pesar de que aún haya notables excepciones) no se entiende
que la ley de la propiedad intelectual siga sin manifestar apoyo alguno
hacia la posibilidad de una gestión abierta del legado cultural. Se
intuye, por tanto, que no se trata solamente de una cuestión de
derechos, sino del negocio derivado de ello, puesto que hablar de una
modificación de la ley de propiedad intelectual no conlleva (o no por
defecto) la supresión de esos derechos. A este respecto, conviene
mencionar que lo interesante de esta situación es que la demanda de
cambio no se debe a una ocurrencia puntual, sino a la expresión de una
necesidad puesta de manifiesto de forma conjunta por autores, espacios
de creación, modelos de trabajo, y medios; ya que con el tiempo habrían
ido surgiendo muestras favorables de modelos de creación, gestión y
negocio basados en estas otras coordenadas (e incluso en relación a la
financiación de proyectos –crowdfunding– de forma participativa y abierta).
Como apuntaba Juan Varela en un artículo titulado “La propiedad ya no
importa” (Público, 2010), en la actualidad hacen faltan nuevos modelos
de mercado, puesto que “hay negocio. Pero no el de siempre”; quizá
porque lo que ha cambiado en estos años es la relación que se tiene con
los objetos de consumo y, por tanto, con la propia gestión del legado
cultural, al que ya no se accede (ni se asimila) del mismo modo. En este
sentido, y porque la práctica suele gozar de mayor agilidad que la
teoría, una parte significativa de la creación literaria de estos
momentos vendría a legitimar no sólo estas coordenadas, sino el hecho de
que se hayan convertido en matriz de una actitud estética, cuya
relevancia no se debe tanto a los procedimientos de creación utilizados
(que no constituyen una novedad per se), como a la constatación, a través de ello, de una nueva génesis creativa.
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